El Grupo Operativo Suelos Vivos ‘Regenerando vida en suelos de viñedos gaditanos’ está desarrollando inoculantes microbianos mediante fermentación en fase sólida para acelerar la transición ecológica de los viñedos
Los viñedos, como la mayoría de los cultivos, se han visto sometidos, en las últimas décadas, a un proceso de intensificación productiva. Este proceso se ha basado, principalmente, en el paulatino incremento en la aplicación de productos fitosanitarios, especialmente biocidas – como los fungicidas e insecticidas. El resultado de estas prácticas son suelos biológicamente empobrecidos, más propensos a la erosión (por falta de cobertura vegetal y el uso del arado), y cultivos con escasa capacidad de hacer frente a plagas, enfermedades y estreses ambientales.
Según el artículo publicado en el Acta de Horticultura con motivo de la celebración de las IV Jornadas del grupo de Viticultura de la Sociedad Española de Ciencias Hortícolas (SECH), las comunidades microbianas de bacterias y hongos asociadas a raíces y parte área de la vid resultan significativas para la salud de los viñedos mediante su papel en el reciclado y transferencia de nutrientes, la producción de factores de crecimiento, fitohormonas y otras sustancias beneficiosas para el crecimiento vegetal, además del control de la respuesta inmunitaria de la planta y su resistencia a condiciones ambientales adversas.
La aplicación de inoculantes de origen microbiano, también denominados bioestimulantes o biofertilizantes, se considera como una de las estrategias más prometedoras para regenerar el funcionamiento natural de los viñedos.
Por todo ello, una de las actividades principales del proyecto, consiste en desarrollar inoculantes microbianos basados en comunidades complejas a través de muestras de suelo de la rizosfera procedentes de viñedos de la provincia de Cádiz.
Par la elaboración de los inóculos se ha utilizado, como sustrato inicial, una mezcla de restos de poda, raspones, lías y orujos. Posteriormente, se ha llevado a cabo la fermentación del sustrato con los distintos inoculantes recogidos en los suelos de viñedo, así como mezclas de estos (25 tipos de inóculos en total), siguiendo el protocolo descrito en el citado artículo.
Durante la incubación de los distintos preparados, se ha observado que la actividad enzimática del sustrato en las placas Petri ha evolucionado desde la ausencia de actividad hasta valores de actividad elevados. Las enzimas que mostraron mayor actividad en conjunto fueron las ligadas al ciclo del carbono, seguidas de las ligadas al ciclo del nitrógeno, fósforo y azufre. También se ha observado que un mayor tiempo de incubación pareció relacionarse con mayor variabilidad en los valores de actividad enzimática, sobre todo en el caso de las enzimas ligadas al C y P.
La observación de relaciones significativas entre la actividad inicial de la muestra de suelo donante del inóculo y la actividad enzimática del fermento sugiere la posibilidad de llevar a cabo ensayos de actividad enzimática como método rápido y barato previo a la evaluación del potencial fermentador de comunidades complejas obtenidas a partir de muestras de rizosfera.
Se demuestra así, según el estudio, el potencial de la fermentación en fase sólida de subproductos de la viticultura y vinificación para elaborar biofertilizantes con características similares a las del suelo donante de inóculo, quedando por explorar cuestiones importantes, como la composición de las comunidades microbianas de los inóculos. La investigación abre la puerta al planteamiento de estudios en condiciones de campo que evalúen la capacidad de estos biofertilizantes para promover variables ligadas al funcionamiento del suelo, la mejora del estado nutricional de las vides, o el incremento de la resistencia a plagas y enfermedades.
Según el texto, dichas investigaciones podrían arrojar luz sobre la utilidad de estos inoculantes microbianos desarrollados a partir de comunidades complejas para contribuir hacia una viticultura basada en el natural funcionamiento de los ecosistemas y más sostenible.
El Grupo Operativo Suelos Vivos está compuesto por la Universidad de Cádiz y el ceiA3, ASAJA Cádiz, Centro IFAPA-Rancho de la Merced (agente colaborador) y entre los beneficiarios figuran, además, la Universidad Pablo de Olavide y Bodega Primitivo Collantes, y como colaboradores, la Bodega Manuel Aragón y la Cooperativa Unión de Viticultores Chiclaneros.
El objetivo principal es desarrollar e implementar estrategias innovadoras de gestión sostenible de los suelos de viñedos y zonas aledañas de pastizal, en la provincia de Cádiz, para acelerar la transición de viñedos convencionales intensivos en recursos a viñedos sostenibles de alto rendimiento que proporcionen una amplia variedad de servicios ecosistémicos. La estrategia que se validará combina la aportación de inoculantes microbianos, la implantación de cubiertas vegetales de especies nativas y el uso de ganado ovino para su control.
El proyecto está financiado con Fondos Europeos Agrícolas de Desarrollo Rural (FEADER) y de la Junta de Andalucía en la convocatoria para el Funcionamiento de Grupos Operativos Regionales de la Asociación Europea de Innovación en Materia de Productividad y Sostenibilidad Agrícola (EIP AGRI) de 2020.